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Luigino Bracci Roa
@lubrio
Con el rollo de Directv, por un lado me alegra mucho que más gente esté viendo televisión nacional. Por el otro, hay que entender la responsabilidad de esto. Hoy pasaron en Tves La Bella Durmiente (1959) y La cenicienta (2015) de Disney... y bueno. Es un debate.

Por ejemplo, en Cenicienta: El anuncio del famoso baile en el cual el Príncipe Encantado escogerá a su esposa de entre las mujeres más bellas del pueblo (como quien va a una tienda a escoger zapatos nuevos), y todas las mujeres se emocionan como locas.

Más aún: el tema de enseñarnos a admirar a las monarquías, con castillos espléndidos, vestidos y bailes fastuosos y banquetes divinos, sin hacernos entender que las minorías que así vivieron (y viven) lo hicieron a costa de las grandes mayorías que vivieron oprimidas.

Más aún: El tejer historias de romances imposibles, en las que el príncipe escoge como su esposa a una campesina o plebeya, lo que construye lazos de afecto desde nosotros los proletarios hacia las monarquías y élites que dificultan o impiden los cambios y revoluciones.

En otras palabras: terminamos convenciendo a la gente de que la solución a nuestros problemas no es cambiar la realidad, sino imitar a esa cenicienta o bella durmiente que, de alguna forma, se consigue su príncipe azul para escapar de la pobreza y los problemas de la vida.

En otras palabras: favorecemos el luchar por soluciones individualistas antes que soluciones colectivas que puedan cambiar el destino de todos.

El "sálvese quien pueda".

Más aún: siendo Venezuela un país donde el 80% o más de la población son o tenemos antepasados afrodescendientes, pero en estas películas el 100% de los protagonistas, a quienes se nos enseña a admirar y querer, son tan diferentes a nosotros: blancos, rubios y ojos azules.

En ambos casos, los pocos personajes afrodescendientes que aparecen son sirvientes o trabajadores de cargos menores. Terminamos despreciándonos a nosotros mismos, viéndonos como los feos, como personas que no merecemos estar en una pantalla, si no es como sirvientes.

Alguien dirá: "Bueno pana, es que esa era la realidad histórica del lugar donde se escribieron esos cuentos". Pero si TODO lo que transmitimos reproduce esa visión, terminamos implantando eso en la mente de las personas y haciendo que esa realidad se reproduzca hasta el infinito.

Que eso lo hagan Venevisión o Televen, como instrumentos del capitalismo, es entendible. Que lo hagamos nosotros, pues... dejamos abierto el debate.

Tampoco digo que caigamos en el panfleto, en sólo hacer o mostrar películas y series politiqueras y panfletarias que tengan 100% de correspondencia con el mundo que queremos construir. Repetiríamos los errores del pasado de tener televisoras que nadie ve. Debe haber otra solución.

Tal vez haya una forma intermedia, tal vez se pueden hacer micros que se puedan insertar en los cortos comerciales de películas como las antes mencionadas, en vez de limitarse a colocar sólo publicidad de entes públicos. O buscar más en películas de otros países.

Y algunos fueron felices para siempre. Fin.

pd. No veamos al entretenimiento como mero entretenimiento. No veamos a la TV como la maquinita que entretiene a los niños para que no fastidien por unas horas. Entendamos que, mientras ellos la ven, están aprendiendo de ella y asimilando todo.

Y si están más tiempo con ella que con nosotros, van a aprender mucho más de ella que de nosotros.

Ahora sí: fin.